«La única manera para una mujer, como para un hombre, de encontrarse a sí misma. Es por su propio trabajo creativo».
Ya hemos hablado sobre La mística de la feminidad, un libro publicado en 1963 por la teórica y activista feminista Betty Friedan. Uno de los puntos más importante que muestra este trabajo es la autonomía creativa de la mujer.
La escritora explicaba que, el sexo femenino estaba acostumbrado a olvidarse de quien era, sólo para complacer las expectativas sociales y ponía como ejemplo su propio caso, cuando decidió abandonar sus estudios dedicarse a la vida doméstica y cuidar a sus hijos.
“Para hacer esto posible el hogar mismo debía renovarse y el papel femenino tradicional adecuarse al nuevo estado de cosas. Mujeres con derechos ciudadanos recientemente adquiridos y una formación elemental o media, en número significativo,debían poder encontrar en el papel de ama de casa un destino”.

Friedan, explicaba que la creatividad femenina no podía quedarse únicamente en el hogar, había que ir más allá y crear espacios para que las mujeres pudieran ser ellas mismas. La también psicóloga señaló que, muchas de las mujeres experimentaban angustia y frustración por no poder ser algo más que esposas y madres.
Esta idea refutaba por completo las teorías de Freud, quien decía que la neurosis femenina y los intentos de autonomía por parte de las mujeres era un síntoma inequívoco de su «envidia del pene”.
Friedan cuestionó dichas ideas, ella puso en evidencia que la llamada neurosis que padecían las mujeres era consecuencia del sometimiento de su ser.
Dentro de su obra La mística de la feminidad, Friedan también hace un llamado a las mujeres, para que dejen de buscar el éxito y la autorrealización dentro del matrimonio, maternidad, hogar, etc. Betty Friedan, fue una de las primeras mujeres en reconocer la capacidad mental y creativa de sus congéneres.