El 2021 sigue siendo un espejismo por alcanzar los derechos de la mujer. Si bien es cierto que en los último años está ocurriendo un despertar feminista, que nos ha regalado tantas batallas como victorias, las batallas no ganadas son la más dolorosas y muestran el gran abismo en el que combaten todas las mujeres, incluso antes de llegar a este plano existencial.
Hace un par de meses circula una noticia sobre un grupo de mujeres que fueron filmadas mientras orinaban en una calle, debido a la falta de instalaciones en un evento cultural. Esto fue grabado por cámaras escondidas dentro del festival local de A Maruxaina en Galicia.
Los videos fueron puestos en distintas páginas de pornografía, las imágenes mostraban los genitales y el rostro de las 80 chicas que fueron victimas de este delito. Muchas de ellas decidieron proceder de manera legal, pero el resultado por parte de las autoridades fue aún más humillante.

El juez encargado, Pablo Muñoz Vázquez, decidió archivar el caso, pues bajo sus criterios esto no era un delito, ya que los videos fueron grabados en un lugar público. La decisión provocó el repudio de muchos grupos feministas y de derechos humanos. Ana García, integrante de la asociación Bumei, explicó que: “Solo porque estás en un espacio público, no significa que filmar imágenes íntimas y luego distribuirlas no sea delito, porque se trata de derechos fundamentales”.
A este caso se sumó la ministra de Igualdad del Gobierno de España, Irene Montero, quien argumentó que tomar fotos de una mujer y distribuirlas sin consentimiento, es un delito de violencia sexual.
La pregunta aquí es ¿por qué un juez no puede visibilizar que lo sucedido se trata de un delito, el cual involucra violencia sexual? La impunidad de este caso hace evidente que hay una brecha enorme para los derechos de la mujer y la deconstrucción del sistema patriarcal, que en pleno 2021 resulta por completo arcaico.
@reinasdelaselva