En la España del siglo XX, donde imperaban el machismo y la misoginia a raíz de la dictadura, emergió una mujer encabezando una lucha que pretendía lograr la emancipación femenina como un fin en sí mismo, su nombre era Lucía Sánchez Saornil.
Lucía nació el 13 de diciembre de 1895 y desde pequeña tuvo que encargarse de las labores del hogar, pues su madre murió cuando era una niña, sin embargo, debido a una herencia familiar tenía acceso a libros que nutrían su mente.
Al crecer incursionó en la escritura redactando poesía ultraísta bajo el seudónimo “Luciano de San Saor”, fue así que publicó en diferentes revistas. No obstante, en la década de los 20 y los 30 dejó de escribir para militar en movimientos anarquistas.
El anarquismo español de aquella época promovió iniciativas, escuelas y centros de trabajo donde se les otorgaba un espacio a las mujeres para debatir acerca de temas como la sexualidad, el trabajo y la maternidad. Empero, el machismo siempre estuvo latente, por ello las mujeres fundaron una asociación aparte con el nombre de “Mujeres Libres”.
Llegó la Guerra Civil española, lo que la llevó a participar en diferentes frentes y a retomar la escritura para combatir el fascismo. Por esas fechas conoció a América Barroso, quien fue su pareja sentimental y compañera de vida; ambas se vieron obligadas a exiliarse en Francia, pues además de ser mujeres, eran lesbianas.

Estalló la Segunda Guerra Mundial y se vieron obligadas a regresar a España de forma clandestina; vivió perseguida durante años, hasta que en 1954 regularizó su situación y retomó su vida artística.
Murió en 1970 de cáncer de pecho, mas su legado influyó a las generaciones futuras que buscaban luchar contra el franquismo, puesto que las ideas de Mujeres Libres fueron materia prima para la segunda ola feminista de la década de 1960. Si bien ella no pudo ver los frutos de su lucha, su legado sí sirvió para inspirar a más mujeres.
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