La llegada del año 2000 significó un cambio para el mundo, una nueva era más avanzada o al menos eso especulaban algunos científicos. Tanta expectativa terminó por opacar un acontecimiento de suma importancia, hoy 20 años más tarde Netflix rescata la historia de Nevenka Fernández, la primera mujer en denunciar públicamente a un político por acoso sexual.
Este caso es la base de lo que años más tarde sería el movimiento #MeToo, pero si hoy denunciar a alguien por acoso es difícil, ¿te imaginas cómo sería hace 20 años?
En palabras de la propia Nevenka Fernández, fue un infierno. Además de ser víctima de acoso, sufrió hostigamiento por parte de la sociedad española, quién se encargó de señalarla como una mentirosa. En el documental se muestra a una mujer diciendo: «A mí no me acosa nadie si no me dejo» y es que en ese tiempo la gente defendía al entonces alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez.

El infierno vivido por Nevenka comenzó cuando tenía 26 años y consiguió su primer trabajo como concejala del Ayuntamiento de Ponferrada. Desde ese momento fue considerada como una mujer atractiva, en la mini serie narra que desde un principio recibió comentario como: “Eres muy guapa” a lo que ella agregaba “y también inteligente”. Estas simples palabras, demostraban la conducta altamente machista en la que se encontraba sumergida España.
En 2001, Nevenka Fernández apareció ante los medios para hacer pública su renuncia dentro del ayuntamiento, fue ahí cuando habló del acoso sexual y laboral que sufría por parte de Ismael Álvarez. Durante las escenas se puede ver a una mujer cansada, triste, ansiosa, pero sobre todo temerosa, a pesar de eso logró pronunciar con voz firme: «Tengo 26 años y tengo dignidad».

Nevenka e Ismael Álvarez mantuvieron una breve relación amorosa, sin embargo, ella le puso fin tan sólo unos meses después. Esta acción detonó las conductas violentas por parte del alcalde.
Mensajes, llamadas, hostigamiento y humillaciones laborales fueron una de las tantas cosas que vivió la joven española. Nevenka explica que fue durante una consulta psiquiátrica, donde mencionaron por primera vez la palabra acoso, ahí descubrió que muchos de sus síntomas se derivaban de este tipo de violencia.
«Me sentía responsable de lo que me había ocurrido. Ese era el mensaje social. Culturalmente se pensaba mucho eso. Que yo era una trepa… Y esa culpabilidad me hacía sentir vergüenza».
Ismael Álvarez nunca aceptó los cargos, tampoco ofreció una disculpa. Su discurso siempre fue el de ser inocente, mientras que ella era una mentirosa. Las palabras emitidas por el alcalde fueron respaldadas por la población española.
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