Cuando se habla del holocausto es raro pensar en cómo lo vivieron las mujeres, pues solemos recordar ese oscuro capitulo en la historia de la humanidad, pero poco pensamos en cómo lo vivieron ellas.
¿Alguien se ha detenido a pensar, por ejemplo, cómo fue que las mujeres del holocausto vivieron su menstruación en esas circunstancias?
Por mucho tiempo no se habló de este tema por vergüenza, fue hasta los años 80 que surgió un interés por saber cómo se vivió la menstruación en los campos de concentración, primero por razones científicas y más adelante por intereses sociales y psicológicos.

Ingeniosas mujeres
En un lugar tan hostil y cruel el instinto de supervivencia las hizo crear una comunidad, una red de comunicación donde se organizaban para el trabajo en los campos, intercambiaban trozos de pan por aguja e hilo, los cuales estaban prohibidos, pero les permitían arreglar la ropa que tenían.
La menstruación en los campos
Se ha descubierto que la mayoría de las mujeres sufrieron amenorrea debido a la hambruna, el estrés y el trauma de estar ahí. Uno de los más grandes miedos que tenían era que su periodo no regresara, además sentían que era una pérdida de su feminidad.
«El lado bueno”
Había pocos lados positivos acerca de ser mujer en un campo de concentración, pero una de las pocas ventajas es que muchas veces evitaban la violencia que se ejercía en el campo. Por ejemplo, las mujeres con la ropa manchada de sangre menstrual no eran escogidas para experimentos, pues se veía como algo repulsivo y falto de higiene que tuvieran su periodo.
Ojalá que la historia se cuestionara más acerca de este tipo de detalles, pues también son visiones sobre los sucesos de la humanidad y no siempre salen a flote, más bien se les ignora.
@ReinasdelaSelva
Fuentes: