Era 1919, en el mercado de la Merced caminando entre los puestos podías ver a una niña de 13 años que vendía chicharrones para llevar dinero a su casa. Nada extraordinario, nadie sospechaba que la niña también traía marihuana en la canasta.
Fue así que comenzó la carrera de María Dolores Estévez Zuleta.
Nació en 1906 en la Ciudad de México. Sus padres se dedicaban a vender marihuana y la introdujeron al negocio familiar a la corta edad de 13 años. Su formación en el mundo del narco fue más instructiva una vez que se mudo a Ciudad Juárez.
Cuando ya había adquirido las mañas y habilidades necesarias regresó a la ciudad, donde estableció su centro de operaciones en la calle San Simón.
Se casó con José Trinidad Jaramillo, un narcotraficante que había sido policía. Esto ayudó al negocio de la Chata, ya que contaba con la protección necesaria para vender sus drogas. Incluso amplió su alcance, pues ya no vendía local, su mercancía llegaba hasta las mejores colonias de la ciudad.
Se divorció de Jaramillo para después contraer matrimonio en 1940 con Enrique Antonio Escudero, un agente del servicio secreto. Para 1945 el presidente Manuel Ávila Camacho la había declarado como “enemiga pública número uno”. A pesar de su profesión y de ser odiada por las autoridades, la gente de su colonia la amaba. La Chata siempre les brindaba ayuda y organizaba excursiones para visitar a la Virgen de San Juan de los Lagos.
La Chata fue encarcelada 7 veces en la prisión del Palacio de Lecumberri a lo largo de su vida. Sin embargo, esto no la detenía para seguir administrando su negocio. No paró hasta que dos años después de su último arresto la Chata falleció, pero desde entonces se le conoce como una pionera del narco en México.
Fuentes:
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