Cuando hablemos de agallas podemos poner como ejemplo a María Salomé Rodríguez, la joven española torera mejor conocida como “La Reverte”, que engañó a todo el mundo para poder seguir su sueño.
Su historia comenzó cuando vio por primera vez a las matadoras de toros, Las Noyas, una cuadrilla de señoritas toreras catalanas. Fue en ese momento cuando ella decidió ser torera.
Su carrera empezó en 1888, mostrando grandes aptitudes y saboreando las mieles del éxito. Fue una época en que las toreras ganaban popularidad, por lo que los hombres promovieron actos negativos en su contra y el gobierno prohibió a las mujeres desempeñar esta actividad.
La Reverte no se quedo de brazos cruzados y actuó, afirmando que en realidad era un hombre y llevaba todo este tiempo haciéndose pasar por mujer. Con su nuevo nombre, Agustín Rodríguez, siguió toreando, pero los éxitos menguaron y la polémica siempre le acompañó.
Acabó retirándose de los ruedos y murió cuando trabajaba como vigilante en una finca de Vilches en 1945.
La Reverte no volvió a vestirse de mujer nunca más.
Para las mujeres siempre ha sido más complicado ganar en terrenos dominados por el hombre, las toreras del siglo XIX sufrieron un sinfín de trabas, las silenciaron y cuando empezaban a alzar la voz el gobierno las volvió a callar.
No es diferente en el actual siglo, las mujeres sufren de violencia de género, machismo y las oportunidades no son las mismas.
https://www.abc.es/cultura/toros/20140710/abci-reverte-torera-dejo-mujer-201407091837.html