“Con una denuncia todo el mundo lo sabe y decide odiarte.”
Danielle Mboume
Con apenas 16 años de edad, Danielle Mboume, escapó de su familia en Camerún, sin siquiera tener rumbo alguno. Dejando, con todo el dolor de su corazón, a su amada madre debido a que su familia y la sociedad no la aceptó tal y como era: lesbiana.
En Camerún, la homosexualidad está penada con entre tres y cinco años de cárcel, no obstante, la sociedad te penalizará de por vida.
La infancia de Danielle no fue escasa, nunca le faltó nada, en su hogar fue bastante abundante. Su familia paterna es dueña de toda la mayor parte de la ciudad de Camerún, pues su padre era diputado (fallecido cuando ella aún no nacía), mientras que su abuelo fue diputado. Por otro lado, su madre viene de una familia pobre de Nigeria, sin embargo, como es costumbre allá, con buenos contactos, puedes aspirar a tener un buen matrimonio.
“A los ricos en África les gusta casarse con mujeres pobres, porque están ciegas; son dóciles y obedientes. Una chica como yo no es tan abnegada. Y eso no les gusta.”
A los 14 años, ella ya sabía su orientación sexual y nunca le importó demostrarlo; sus padres, por otro lado, hicieron lo posible por «curarla», internándola. Por supuesto, nunca ganaron, lo único que sucedió fue el repudio y desherencia inmediatos de su familia hacia ella.
Asfixiada en Camerún, una república sumamente machista, decide escapar y encontrar un lugar que la aceptara tal como fuera. En el camino a través del continente africano, vivió pesadillas y encuentros infernales: aceptó trabajos muy duros, fue golpeada y violada incontables veces, pues los traficantes de inmigrantes la obligaban a acostarse con los que a ellos se les diera la gana. No es de extrañarse que el suicidio pasara por su mente, también rechazó cientos de veces el trabajar como prostituta en varios países de Europa.
Fue hasta que llegó a Ceuta, España, en una patera (embarcación), cuando se le reconoció la condición de refugiada; ahí, afortunadamente, inició los estudios que la colocaron en su puesto actual, como trabajadora de la ONG CEPAIM, donde funge como técnica de Acogida de Ayuda Humanitaria.
Su travesía no fue nada fácil, principalmente al tener tantos estigmas sobre ella: mujer negra, lesbiana, inmigrante. Su historia la cuenta en su primer libro «La única esperanza». Hoy, con dicha, les contamos que Danielle está felizmente casada en España y es feliz.