«La gente no vivía en palacios, nuestras casas eran simples, hechas de barro. Nuestra vida era muy, muy feliz, antes de que todo sucediera.»
Nadia Murad es la voz de miles de hombres y mujeres exigiendo justicia, compasión y salvación del Estado Islámico, de la violencia suscitada en todo el mundo, pero principalmente, de la violencia sexual.
El 2014 sería el año que cambiaría completamente la vida de Nadia, cuando combatientes del Estado Islámico (EI), arremetieron contra la aldea de la joven, en Irak. Dicha aldea practicaba el yazidismo, la cual no es aprobada por el EI. Todos los hombres fueron acribillados y asesinados brutalmente; los niños y niñas más pequeños fueron secuestrados y las mujeres y niñas mayores de nueve años (en el grupo donde Nadia se encontraba) las enviaron a Mosul, lugar donde se encontraba el cuartel general del EI, y donde sufrieron abusos inimaginables, violaciones en grupo, y torturas inhumanas.
«Les pregunté: ¿por qué hacían eso con nosotras? ¿Por qué mataron a nuestros hombres? ¿Por qué nos violan violentamente? Me contestaron: ‘Los yazidíes son infieles, no son un pueblo de las escrituras. Ahora ustedes son botín de guerra. Se merecen esto, ustedes son infieles. Los yazidíes deben ser destruidos’.»
El día que Nadia escapó , tuvo la fortuna de encontrar a una familia que no apoyaba al Estado Islámico y que le ayudó con un abaya (velo negro) y un documento de identidad islámico; incluso la llevaron a la frontera.
Durante todo el tortuoso tiempo en el que estuvo cautiva, perdió a su madre y hermanos. Actualmente, es una activista reconocida con el Premio Nobel de la Paz de este año, ha viajado por el mundo para concienciar a la gente de la gran tragedia de los yazidíes.
Lugares de eco mundial como Estados Unidos, Reino Unido, Europa y países árabes, son a donde ha recurrido, también ha hablado frente a las Naciones Unidas, sin embargo, nunca hay una respuesta oportuna y sustancial.
«Todo el mundo sabe lo que es Estado Islámico. Me escuchan con atención pero no prometen nada», indica. «Dicen que examinarán el caso y verán qué pueden hacer pero nada ha pasado todavía.»
Tan valiente, fuerte, luchadora, bondadosa, así es Nadia Murad, quien decidió donar cada centavo del medio millón de dólares obtenido del Premio Nobel de la Paz, para combatir la violencia sexual.
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