Hellé Nice, la primera mujer automovilista

Si de automovilismo se trata, nadie como Hellé Nice para poner de ejemplo, pues es considerada la mejor conductora de carreras del siglo XX. De hecho, es descrita en el libro ‘Helle Nice: en busca de una leyenda de las carreras de coches‘ de Miranda Seymour, como :

“La más profesional y competitiva del reducido grupo femenino presente en los precarios circuitos de la época, donde la muerte solía ser una más de los participantes.”

Nacida un 15 de diciembre de 1900, Hélène Mariette Delangle, fue mujer pionera en el mundo de las carreras. Alcanzando hasta 1,800 victorias en seis años; además estableció el récord mundial de velocidad en un Bugatti Type 35. Antes de descubrir su pasión por los coches, Hellé fue modelo y bailarina, hasta 1920 cuando las carreras y ella, fueron algo serio.

La primera carrera de Hellé data de 1929, en el Grand Prix, la tercera jornada femenina del Autódromo de Linas-Monthéry. Únicamente cinco mujeres compitieron, siendo ella quien ganaría la carrera.

Una semana después, participó en una carrera con hombres, el Actors’ Championships, alcanzando el récord de velocidad del día. No obstante, en 1929, volvió a romper el récord de velocidad para mujeres, con 194 km/h. Hasta el año siguiente continuó imponiendo récords.

Cabe destacar que, también es la primera mujer en manejar un Woodbridge, en Nueva Jersey.

Las carreras más trágicas en las que compitió fueron la de Monza, donde tres pilotos perdieron la vida; así como el Grand Prix de São Paulo, carrera que mató a seis pilotos e hirió a 45, Nice sufrió un accidente que la hizo volar por los aires, estrellarse y quedar en coma por tres días. Después de tres meses se recuperó, no obstante, no fue hasta un año después que regresó a las pistas.

Lamentablemente, una vez comenzada la Segunda Guerra Mundial, también comenzó la época más dura para Hellé, debido a que su tan exitosa carrera se vio truncada, había muy pocas posibilidades para una mujer que había estado en coma, tras un fuerte accidente.

Otro duro golpe para su carrera y vida fue en 1949, cuando Luis Chiron la acusó de ser una espía de la Gestapo. Incidente que cerró cada puerta para Nice: patrocinadores, amigos y seguidores le dieron la espalda.

Su vida no tuvo un final feliz, pues pasó lo que le restaba de vida en París, dependiendo de la caridad de una institución. El 1º de octubre de 1984, fallece en un solitario y pequeño cuarto de Niza. Actualmente, la Fundación Hellé Nice, trata de preservar sus logros e imagen. Con gran potencial y estrella, Nice sufrió una injusticia que acabó con su carrera.

@reinasdelaselva

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