Malala Yousafzai es un icono e ídolo de la lucha incansable por los derechos humanos, en especial en materia educativa. Tras haber dejado su país natal, Pakistán, desde los 12 años de edad, ahora con 20 años, ha pisado su tierra nuevamente.
«Estoy muy feliz, aún no puedo creer que esto realmente está pasando… literalmente es como un sueño.»
Malala se ha distinguido por su ferviente pasión por la educación y su inquebrantable activismo por los derechos humanos en esta materia, al ser privada de ella cuando vivía en Pakistán, debido a las reglas del Talibán, quienes prohibieron la educación a las niñas. Increíble y afortunadamente, ni un disparo en la cabeza, ni amenazas de muerte, pudieron hacer desistir a Malala con su hambre intelectual, y esperanza de mejorar la educación en su país y en el mundo.
Desde entonces, Yousafzai se mudó a Inglaterra, y ha hecho de todo menos callarse: ha promovido sus ideas, dado entrevistas, y defendido a la educación sobre todas las cosas, especialmente para aquellos lugares, donde la mujer no es considerada para acceder a una educación de calidad.
«Tengo 20 años, pero he visto mucho en esta vida. Desde haber crecido en el valle de Swat, una región hermosa, y ver la propagación del terrorismo y el extremismo, desde 2007 hasta 2009, y ver todas las dificultades que las mujeres enfrentan en nuestra sociedad… luego el ataque, tener que abandonar mi país. Todo sucedió por sí mismo, no podía controlar nada. Si hubiera sido por mí, jamás habría abandonado este país.»
En el año 2014, esta increíble mujer y activista, ganó el Premio Nobel de la Paz, por su valerosa labor de querer mejorar el mundo por medio de la educación, y su lucha interminable de brindar acceso a ella, a todos los niños y niñas del mundo.