El 24 de junio de 2018, quedará marcado en el calendario de muchas mujeres de Arabia Saudita, debido a que la prohibición que tenían de conducir, vigente durante décadas, llegó a su fin y las conductoras, emocionadas y orgullosas, empezaron a circular con un sentimiento de libertad, aunque las discriminaciones persistan.
Anunciada en septiembre de 2017, esta decisión inspirada por el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, forma parte de un amplio plan de modernización del país, que pone fin a una prohibición, símbolo del estatus inferior de las saudíes, criticado en todo el mundo.
Tan pronto se hubo levantado la prohibición, las mujeres empezaron a recorrer al volante las avenidas de Riad y de otras ciudades del reino. Algunas, incluso, pusieron la música de sus autos a todo volumen.
Este cambio se anuncia como una transformación para muchas mujeres que dejarán de depender de chóferes privados o familiares hombres, y supondrá un ahorro para las familias. ¡La restricción había relegado a las mujeres al asiento trasero en los vehículos!
En 1990, durante la primera campaña de las activistas a favor de conducir automóviles, las mujeres que lo hicieron en Riad perdieron sus empleos, sufrieron una estigmatización grave y les prohibieron viajar al extranjero durante un año. Los sectores ultraconservadores afirmaron durante mucho tiempo, que permitir a las mujeres manejar propiciaría el pecado y las expondría al acoso.
«Tengo escalofríos por todo el cuerpo al llevar el volante, después de haber pasado años en el asiento trasero. Ahora es mi responsabilidad y estoy más lista que nunca para asumirla», afirmaba Samar Almogren, mientras giraba por primera vez la llave de su automóvil.
Desde el punto de vista económico, las consecuencias podrían ser solo beneficios, según expertos. El fin de la prohibición podría estimular el empleo de mujeres y, según una estimación de Bloomberg, agregar 90,000 millones de dólares a la economía al 2030. Sin embargo, muchas mujeres temen seguir siendo blanco de los conservadores, donde los hombres mantienen el estatuto de «tutores».