La estatua ubicada en Central Park, conmemorando al «padre de la ginecología moderna», James Marion Sims, fue tirada el mes de abril pasado, debido a una terrible verdad sobre su historia.
James Marion Sims tiene muchas aportaciones en el campo ginecológico; la técnica quirúrgica para la reparación de las fístulas vesicovaginales, destaca entre ellas. No obstante, su reconocimiento y éxito tuvo un costo: el sufrimiento de mujeres negras.
A mediados del Siglo XIX, en Alabama, este doctor experimentó sobre esclavas negras, sin anestesia y sin permiso alguno. En aquél tiempo, las mujeres de raza negra carecían de derechos, lo que hizo creer a James Marion que podía realizar sus estudios en ellas. Abominable.
Entre 1845 y 1849, el cirujano estadounidense, experimentó con once esclavas negras, de las cuales únicamente se conocen los nombres de Lucy, Betsy y Anarcha. Se sabe que las terribles prácticas se realizaban con las mujeres colocadas en una mesa, apoyadas sobre sus rodillas y codos, desnudas, sujetadas por más hombres, mientras que James Marion les introducía pinzas y demás en las vaginas, para practicar cirugías experimentales.
Durante muchos años, Marion fue alabado y aclamado por su aporte científico a la medicina ginecológica, sin embargo, feministas lucharon por derrocar tal reputación, con ello, su monumento en Central Park, señalando al ginecólogo como «cruel», «sádico», «poco ético» y «racista».
Finalmente, gracias a investigaciones, se logró el cometido, cuando el pasado mes de abril, quitaron la estatua de quien fue venerado por más de cien años.