Carmen Luna, una víctima del franquismo

Carmen Luna Alcázar fue una de las tantas lamentables víctimas femeninas, que la Guerra Civil Española  y la dictadura de Franco trajeron consigo. Mancha de sangre imborrable en la historia de España, donde cientos de personas fueron ejecutadas por los golpistas.

Carmen Luna, mejor conocida como «La Luna», era una mujer rebelde, pero en el buen sentido de la palabra, ella no se dejaba de nada ni de nadie, y tenía muy claro que la educación era la llave para sacar adelante a la sociedad, en especial a las mujeres.

Con nueve hijos que alimentar y cuidar, trabajaba arduamente en la antes Plaza de Abastos (hoy, Plaza de la Constitución), como vendedora de frutas y verduras. Fue una mujer que siempre destacó y brilló en la sociedad, por el simple hecho de no quedarse callada.

La Luna tenía una inclinación política republicana y anarquista, que favorecía a la clase baja, así como a las mujeres,  por ello, cuando en 1931 se proclamó la II República en la localidad, personas que simpatizaban con ella, la acompañaron llenos de júbilo, mostrando la enseña tricolor por las calles.

Cabe destacar que en la casa de Carmen había reuniones, donde miembros del anarcosindicalismo cenetista, acudían para platicar de sus ideales políticos, así como de sus actividades sindicales.

“Allí venían los sindicalistas a reunirse. Hablaban de la lucha contra el analfabetismo, para que el pueblo pudiera defenderse, pero nunca se habló de matar a nadie, ni a contrarios ni a patrones. Mi madre, mis hermanos y yo sólo escuchábamos.”

Sin embargo, una vez iniciado el golpe de estado, la mandaron a buscar junto a su hija Dalia. Huyendo de los golpistas, se dirigían hacia Málaga, cuando su esposo enfermó gravemente, a quien Carmen no pudo abandonar,  por lo que decidió regresar, junto con él, mientras que su hija Dalia continuaba su escape.

Una vez a su regreso, la rebelde republicana fue capturada, encarcelada y humillada por los falangistas, quienes la ataron a la cola de un caballo y la pasearon por el pueblo, con un cartel colgado que decía «La Luna». La mitad de su cabello fue rapado y en la otra mitad la peinaron con trenzas tricolores republicanas.

Si algo destacaba de La Luna, era su deseo vehemente por educar a su pueblo, ella lo quería culto y lleno de educación; denunciaba las injusticias y defendía los derechos; añoraba escuelas, instrucción y trabajo.

«Mi madre vendía en la plaza del pueblo y tenía mucho contacto con la gente, les ayudaba y aconsejaba para que no se callaran, para que protestaran y reclamaran lo que era suyo. Los fascistas la vigilaban (sobre todo en los meses previos a la sublevación armada), y por estas razones la cogieron y la asesinaron.» – Dalia, hija de Carmen Luna.

El 18 de septiembre de 1936, Carmen Luna sería fusilada en los muros del Cementerio de Utrera, en Sevilla.

@reinasdelaselva

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