En una sociedad donde el canon de belleza de una mujer siempre ha sido el ser esbelta, resultaría casi imposible pensar que exista algún lugar en donde estos estereotipos sean todo lo contrario. Sin embargo, para los mauritanos, un país ubicado en el noroeste de África, la esposa perfecta debe tener sobrepeso.
La tradición, que data desde la época colonial, se rige a partir de las creencias populares en donde el hecho de que una mujer tenga sobrepeso, son síntomas de buena salud y fertilidad, además de simbolizar el espacio que ocupa la mujer en el corazón de su pretendiente.
Los leblouh, son una especie de granjas de engorda en donde se internan a las niñas de entre ocho y diez años con un único fin: cebarlas hasta que alcancen la obesidad, sin importar las consecuencias que esto traiga. En algunas dietas, pueden hacerles ingerir hasta 16,000 calorías por día, consumiendo hasta 20 kilos.
Esta práctica, además de todo, también incluye métodos de tortura para las niñas que se niegan a comer, tales como ingerir su vomito, apretarles las coyunturas de manos y pies, o darles masajes con rodillos para romperles los tejidos. Tal sistema ha provocado que una niña de ocho años pueda llegar a pesar hasta 140 kilos; las jóvenes pueden alcanzar hasta los 200.
Esta costumbre se practica también en zonas como el norte de Camerún, Nigeria y zonas rurales de Mali, pero Mauritania es el principal foco en el que los activistas occidentales tratan de erradicar esta tradición, que es pasada por alto por las leyes y el gobierno; sin duda alguna, la situación ha significado un gran retroceso en los logros alcanzados en materia de equidad y derechos de la mujer.