Dora nació el 29 de Marzo de 1893 en Hereford, era la cuarta de los cinco hijos de Samuel Carrington, un comerciante, y de Charlotte Hougthon, una antigua institutriz.
Dora descubrió su don y obsesión por la pintura y el dibujo, afición que fue apoyada por sus padres para desarrollarla, pagándole sus estudios en la Bedford High School, un centro educativo femenino, que penitenciaba los estudios artísticos.
En el transcurso de sus estudios definió su propia personalidad, cortando su cabello con un estilo masculino y haciéndose llamar “Carrington”.
Dora terminó con su vida, dejando a sus amigos una gran tristeza, pero sin sorprenderse de su acción, motivada por el desespero al amor imposible que tenía, ese amor era por el escritor Lytton Strachey, Dora fue una artista convencional.
Dora pintaba por puro placer, con el único interés de expresarse a través de un pincel, a pesar de que, a lo largo de su vida, solo expuso una obra, sus pinturas fueron reconocidas décadas después de su muerte.
Su talento la llevo a entrar en contacto con el Círculo de Bloomsbury, donde conoció al escritor Lytton Strachey, a pesar de que Lytton era homosexual, la amistad entre ellos se convirtió en una relación bastante estrecha que los llevo a vivir juntos; en 1921, Dora accedió a casarse un amigo de su hermanos, Ralph Partridge, quién aceptó que Strachey formara parte de su relación matrimonial, por lo tanto, los tres se fueron a vivir juntos.
En ese tiempo, Dora se dedicó a pintar todo lo que veía a su alrededor, paisajes y personas con las que compartía su vida.
Posteriormente, inició una relación con Bernard Penrose, de quien quedó embarazada y tuvo un aborto natural, a pesar de ello nunca se olvidó de Lytton.
Lytton tuvo una muerte repentina, que llevo a Dora a la desesperación, al grado de intentar acabar con su vida, cosa que consiguió, luego de la muerte del escritor.
El 11 de Marzo, Dora se suicida con una escopeta de caza; tiempo después de su desaparición, la galería Barbican de Londres, organizó una exposición sobre su obra, recuperando a una artista difícil de encajar en un modelo concreto de pintura, del cual no se pone en duda alguna su talento.
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