«El trabajo que nos queda por hacer es mucho, el camino por delante es largo y arduo, pero llega el momento… para que se escuchen nuevas voces que lleven adelante la causa de las mujeres, que como dije, es también la causa de los hombres.»
Esther Chávez Cano
«Las muertas de Juárez» es una de las tantas tragedias e historias de feminicidios que México arrastra en su historia. Sin embargo, estas historias no hubieran sido escuchadas ni contadas, de no ser por Esther Chávez Cano.
Oriunda de Ciudad Juárez, Chihuhua, Esther pasó su juventud en la Ciudad de México, en donde estudió Comercio, carrera que le abrió muchas puertas en el área administrativa. Posteriormente regresó a su ciudad natal, para desempeñarse en las maquiladoras y como feminista.
En el año de 1993, fue cuando los asesinatos y desapariciones de mujeres tomaron mayor fuerza en Ciudad Juárez, durante el mandato de Carlos Salinas. Chávez Cano tuvo la valerosa y brillante idea de llevar un registro de cada asesinato. Anotó las direcciones y números telefónicos de las madres de cada mujer desaparecida; los nombres de las autoridades que han llevado los casos; las organizaciones no gubernamentales; personas que conoce; periodistas que se le acercaron, y periodistas a los que podía recurrir; páginas web; en su libreta anotó TODO.
La activista reconoció el mismo patrón en cada asesinato: primero desaparecía la joven, para posteriormente ser encontrada sin vida (si es que se encontraba su cuerpo), con signos de violencia extrema, aparte de violación; la madre buscaba con desesperación a su hija, sin apoyo alguno de las autoridades.
Fue así como se le reconoció a esta mujer, como la pionera en ilustrar tales atrocidades y tragedias, se le reconoció como un icono feminista, cuyo único objetivo era el de encontrar la justicia para estas jóvenes asesinadas.
Es la fundadora de la Casa Amiga, Centro de Crisis, Asociación Civil, el primer refugio para mujeres que habían sufrido violencia, así como brindar asesoramiento e investigar y esclarecer los feminicidios. Es importante destacar que el 23 de abril del 2002, recibió el Premio Nacional María Lavalle Urbina, por su valerosa labor.
Esther Chávez Cano era una mano amable, un soporte para toda Ciudad Juárez, su activismo brindaba esperanza y era un bálsamo para todos aquéllos que buscaban incansablemente justicia para sus desaparecidas. Desafortunadamente, Esther falleció a causa de cáncer, en el año 2009.
En vida, luchó ferozmente exigiendo justicia y paz hacia la mujer: les escribió cartas a Vicente Fox y a Zedillo, mientras fueron presidentes; recorrió países para denunciar la violencia que viven las mujeres en México, lloró las pérdidas de las madres que buscaban su consolación y apoyo; les gritó a funcionarios públicos; marchó por las calles; escribió editoriales; habló con legisladores, funcionarios de gobierno, procuradores, fiscales, relatores de Naciones Unidas y con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; fue invitada en programas de radio y televisión; organizó y estuvo en conferencias de prensa, así como en foros y seminarios sobre violencia de género.