Margot fue la figura clave de la aviación femenina del país sudamericano. Fuer reconocida como pionera de la aviación en Chile, luego de romper varios hitos, y de su participación como piloto en la Segunda Guerra Mundial.
Margot, desde su infancia, en la localidad de Río Bueno, mostró interés por la aviación, sus familiares cuentan que de pequeña subía al techo de su casa para ver más de cerca los ejemplares de los ahora LATAM, que sobrevolaban frecuentemente.
A sus 16 años, entre machismos y una familia bastante conservadora, opto por recurrir a la mentira para cumplir sus objetivos, para obtener el permiso de sus padres, y para mudarse a Santiago uso la amenaza de un atentado contra su propia vida; luego de obtener la aprobación de sus padres, falseó su edad para poder iniciar con los cursos de aviación, fue en febrero de 1938 cuando su sueño se cumplió.
Antes de que ese sueño se cumpliera, ningún instructor quiso capacitarla ni formarla, hasta que conoció a César Copetta, quién se comprometió a darle el conocimiento necesario.
Margot tenía pocas posibilidades de volar; en 1940 aprovechó su linaje vasco-francés, para postularse como voluntaria de la fuerza aérea francesa, respondiendo a un llamado masivo generado por Charles de Gaulle; conforme fue pasando el tiempo, Margot se transformó en la primer chilena piloto de guerra, al ser parte de la Real Fuerza Aérea Británica.
En ese tiempo formó parte de un grupo de 165 mujeres que oficiaron como auxiliares de vuelo, y ella fue la única representante femenina de un país, que se mantuvo neutral, en gran parte del conflicto armado.
Margot fue reconocida como figura fundacional de la aviación en Chile; al finalizar la guerra, Margot se convirtió en la primer mujer comandante de un avión comercial chileno, adquiriendo experiencia por más de medio siglo de vuelo.
Margot es un caso más de conflicto con el machismo y prejuicios, pues toda mentalidad se reducía a que solo los hombres podían hacer las cosas.