En la lucha en contra de la discriminación hacia las mujeres, cada vez son más las feministas que están en defensa de la igualdad y que ésta esté presente en todos los ámbitos.
Los micromachismos al final son machismos un poco menos intensos, de esos que no matan pero pasan desapercibidos, se vuelven comunes y cotidianos, al grado de ser aceptados.
El problema se basa en que este tipo de acciones se repiten a diario y permanece el machismo, lo que diferencia a mujeres de hombres, son diminutas cosas, como ejemplo son playeras que se lanzaron a la venta para bebés, en las que la leyenda para los niños decía: Inteligente como papá, y en el caso de las niñas: bonita como mamá, a pesar de que este producto salió del mercado por las numerosas críticas, al final una gran parte de la sociedad no se altera ni molesta, incluso lo consideran normal.
El primer terapeuta que uso el término de micromachismo fue el argentino Luis Bonino; a su manera de ver se trata de una serie de comportamientos masculinos, en busca de reforzar la superioridad sobre las mujeres, son tretas de dominación, machismo invisible.
Bonino clasifica los micromachismos en 4 tipos:
° De crisis: Se dan cuando ellas rompen la balanza de la desigualdad en la pareja.
° Encubiertos: Son sutiles y buscan imponer la supuesta verdad masculina, para que desaparezca la voluntad de la mujer, la cuál finaliza cortando sus deseos y haciendo la voluntad de él. Los micromachismos se dan en los paternalismos, en el “ninguneo” y en el mal humor manipulativo.
° Utilitarios: Afectan principalmente en el ámbito doméstico, poniendo en tela de juicio las supuestas capacidades femeninas de servicio y la naturalización de su trabajo como cuidadora.
° Coercitivos: Aquí el hombre usa la fuerza moral, psíquica o económica, para ejercer su poder; limita la libertad de la mujer y restringe su capacidad de decisión.