Lydia Cacho es una reconocida periodista mexicana, que desde el año 2005 ha dado mucho de qué hablar. Nacida el 12 de abril de 1963 en la Ciudad de México, desde joven se interesó por la defensa de los derechos de la mujer, inspirada en su madre –Paulette Ribeiro– quien es psicóloga y feminista.
Gracias a su labor periodística, se ha involucrado fervientemente en las causas sociales, defendiendo los derechos humanos, tanto de las mujeres como de las niñas y niños, luchando por la equidad de género.
Esta destacada periodista, durante el año de 1998 fundó, junto a otros periodistas, la Red de Periodistas de México, Centroamérica y el Caribe, la cual promueve la difusión del quehacer social de las mujeres. Ese mismo año, fue cofundadora del primer albergue para personas con VIH-SIDA; además, estuvo como presidenta de «Estas Mujeres A. C.», una reconocida agrupación feminista.
En el año 2003 fue nombrada directora del Centro Integral de Atención a Mujeres CIAM-Cancún, el cual brinda asistencia médica general y de salud sexual y reproductiva, apoyo psicológico, atención legal, y terapias de manejo de conflictos, a las mujeres y a sus hijos.
Su notable carrera como periodista la hizo acreedora al Premio Estatal de Periodismo Quintana Roo 2002, gracias a un reportaje sobre violencia de género.
Lydia Cacho también ha fungido como directora de la revista «Esta Boca es Mía», en donde se difunden apuntes de política, sociedad, y equidad de género.
Publicaciones destacadas
- «Mujer Delfín». Poemario, edición Maldonado, 1998.
- «Las Provincias del Alma». Novela, Demac editoras, 2003.
- «Los Demonios del Edén». Investigación periodística sobre los nexos internacionales de pederastía en Cancún, 2005.
Actualmente, Lydia sigue impartiendo talleres en contra de la violencia de género, apoyando los derechos humanos, y sobre perspectiva y equidad de género. Asimismo, funge como especialista en temas de violencia hacia la mujer, en la Agencia de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), y como consejera de la Universidad del Caribe.
Lucha social
El 16 diciembre del 2005, causó conmoción el secuestro de la periodista Lydia Cacho, por la misma policía de Puebla. ¿Causa? El haber revelado detalles de la red de pederastas, expresados en su reciente investigación periodística «Los Demonios del Edén». La periodista fue detenida en Quintana Roo y trasladada a Puebla, viaje en donde estuvo incomunicada y fue torturada física y psicológicamente. Se le acusó de haber difamado al empresario de Puebla, Kamel Nacif, quien estuvo involucrado con una red de pederastas. Posteriormente, salieron a la luz grabaciones en donde Mario Marín –ex gobernador de Puebla–, ayudaba a su amigo Kamel Nacif a castigar a la periodista, por haberlo difamado en su investigación sobre la red de pederastas.
Sin embargo, este suceso no frenó la lucha de Lydia Cacho, pues el 5 de abril del 2016, la periodista difundió en su cuenta de Facebook, la identidad de un pederasta de Cancún, Quintanta Roo:
“Responde al nombre de Mandy A. García Maza, originario de Cancún, Quintana Roo. Presuntamente es el sujeto que apoya económicamente a la madre (de la menor abusada). Por investigaciones personales con mi equipo, hemos identificado que el sujeto trabaja en un café de Los Ángeles llamado #?Verona?… Espero que esto y más información, sea de utilidad a las autoridades, y que ¡¡¡HAGAN ALGO!!!”
Poco después de su publicación, la comunicadora recibió amenazas de muerte, las cuales denunció:
“Hago públicas las amenazas hacia mi persona por parte de gente conocida del ‘pedófilo de Tabasco’, por hacer dicha denuncia pública. Entre ellas la de un conocido funcionario de gobierno que cito: –O te vas por las buenas o te mando a saludar a San Pedro personalmente–, es mi derecho no publicar mis fuentes para salvaguardar su integridad.”
Definitivamente, Lydia Cacho es una mujer muy valiente y con mucho coraje, pues a pesar de todo lo que ha vivido, permanece firme en su lucha en contra de la violencia de género y de niños. Es una lástima que la libertad de expresión en este país esté tan castigada, pues aunque es un derecho, se sabe a gritos que los periodistas que incurren en temas reveladores para los gobernantes, sufren peligro de muerte.
Lydia Cacho, un ejemplo de lucha y temple.