“Tengo una indiferencia casi total de los precedentes, y una fe en la posibilidad de algo mejor. Me irrita que se les diga, cómo se han hecho siempre las cosas. Desafío a la tiranía de los precedentes. Voy por algo nuevo que pueda mejorar el pasado.”
Clara Barton
La Cruz Roja es la organización humanitaria que se encarga de prevenir y mitigar el sufrimiento humano, preservando la salud y vida de cada individuo, especialmente en momentos de guerra y emergencia. Además, promueve el bienestar social y fomenta el trabajo voluntario. La historia de esta organización se remonta al año de 1863, en Europa, sin embargo, para su fundación en América tardó hasta el año de 1881, cuando Clara Barton difundió el modus operandi de la Cruz Roja.
Clarissa Harlowe Barton nació en Oxford, Massachussets, el 25 de diciembre de 1821. Creció dentro de una familia que siempre vio por los derechos de los esclavos. Ella, al ser la menor de cinco hermanos, recibió una muy buena educación, gracias a ellos, quienes siempre la cuidaron y le enseñaron desde pequeña. Mientras fue creciendo, mostró grandes aptitudes e intereses hacia la enfermería. Cabe destacar que esta emblemática mujer fue descendiente de Martha Ballard, una sanadora y comadrona, cuya vida fue dedicada a cuidar a los demás, y que sólo se supo de ella, gracias al diario, en donde relató su vida madura.
Durante su adolescencia, Clara dedicó su tiempo a cuidar de sus hermanos, por lo que aprendió a medicar. Posteriormente, fundó una escuela en Oxford y en Nueva Jersey. Sin embargo, las labores más destacadas de esta muchacha trabajadora, dieron comienzo en el año de 1861, cuando en Estados Unidos se desató la Guerra de Secesión, cuyo conflicto dividió a Estados Unidos en defensores de la esclavitud (confederados) y los que defendían los derechos de los esclavos y peleaban por abolir esta represión (unionistas). Barton se enlistó en seguida para ir a ayudar a los heridos de guerra. Tiempo después se encargó de los hospitales, al frente del Ejército de James, por lo que fue nombrada como “Lady in Charge”.
Una de sus tareas más importantes fue, una vez finalizada la guerra, buscar a los desaparecidos de la misma, instalar e identificar sus tumbas. Gracias a dicha labor, a 30,000 soldados se les dio cara, nombre y apellido, alejándolos del olvido, además de dar pláticas sobre la guerra, y luchar por los derechos de los negros.
En el año de 1869, Clara Barton viajó a Europa para descansar y limpiar su mente, no obstante, Clara se vio involucrada en el conflicto Franco-Prusiano. Durante el conflicto, Barton tuvo la oportunidad de conocer al Comité Internacional de la Cruz Roja. Maravillada por la labor de esta organización, Clara Barton se dedicó a difundir las tareas realizadas de la misma, en América, hasta el año de 1881, cuando por fin se convirtió en presidenta de la sucursal estadounidense de la Cruz Roja. Al principio, su casa fue el centro de la organización.
Esta maravillosa y trabajadora mujer, se dedicó a cuidar a los demás, principalmente a víctimas de conflictos bélicos, epidemias, desastres naturales y hambrunas. Así fue su vida, hasta su muerte, a los 90 años, en 1912.