“La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión, difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz.”
Rigoberta Menchú
La cultura indígena en Latinoamérica es parte fundamental de las raíces de todo hispano; nos brinda una identidad, folklor, costumbres y, por supuesto, tradiciones. Sin embargo, se han perdido conforme van pasando los años. Actualmente, nos da «pena» aceptar de dónde venimos y recurrentemente, discriminamos a las personas que orgullosamente portan sus vestuarios típicos o hablan sus dialectos.
Los gobiernos, de igual manera creen que por ser un grupo minoritario e «ignorante», es fácil someterlos, por lo que son manipulados para que cambien de opinión y conseguir lo que quieran de «manera voluntaria». En Guatemala, una mujer dijo ¡basta a esas injusticias! y decidió luchar por su pueblo; Rigoberta Menchú Tum, activista desde hace treinta años, que continúa buscando el respeto por los derechos de los pueblos indígenas, y por supuesto, ha dado resultados.
Rigoberta Menchú creció en la etnia indígena maya-quiché. Su padre fue quién le inculcó la concienciación de los pueblos; del mismo modo, ella luchó desde joven con movimientos pacifistas, en los que denunciaba al régimen guatemalteco, y la violación de los derechos humanos de muchas comunidades indígenas, lo que le costó la persecución y el exilió. Se refugió en México a los 21 años, y regresó a Guatemala el año siguiente, sin éxito, por lo que tuvo que volver a nuestro país.
En 1992, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz, y claro, esta labor permitió a Rigoberta actuar como mediadora en el proceso de paz, entre el Gobierno de Guatemala y la guerrilla.
Menchú aún considera que los pueblos indígenas viven con miedo a la represión y la dictadura; de igual manera, piensa que se deben enfrentar los problemas actuales como: el analfabetismo, la pobreza y el hambre, no solo de Guatemala, sino de Latinoamérica.
Rigoberta se ha encargado de que la espiritualidad maya no se pierda, que el dialecto indígena ya no se practique en secreto, incluso, ha logrado que los idiomas mayas sean oficiales, reconociéndolos dentro de la cultura en Guatemala.
También promueve el aprendizaje de otros idiomas, en los niños y jóvenes, a través de su Fundación Rigoberta Menchú Tum, para educarlos en derechos humanos y contribuir a la construcción de una ética de paz mundial.