Cuatro cadáveres, un intento de suicidio, vecinos sorprendidos y un país que se quedó sin palabras.
La mañana del 9 de agosto de 1982 se tornó gris en la zona del Ajusco, vecinos invadían la casa de la familia Luz Cruz, cuatro cadáveres de cuatro niños se encontraban en la habitación y en la cocina, y una mujer con el cordón de una persiana en el cuello, desmayada, que va recobrando la conciencia poco a poco, para darse cuenta que es llevada por los policías hacia la comisaría para declarar que ha matado a sus hijos; su esposo y suegra se encuentran en el mismo lugar, donde ella sólo escucha que es sentenciada a 23 años de prisión.
Uno de los casos más impactantes en la Ciudad de México; una madre mata a sus cuatro hijos y es sentenciada inmediatamente, el motivo, de acuerdo con las autoridades, fue que Elvira Luz Cruz era celosa y estaba desesperada, porque su marido no le daba dinero para mantener a sus hijos; deduciendo que entra en crisis por escuchar los llantos de sus hijos, y decide asfixiarlos.
Ese fue el argumento que se dio a conocer, hace décadas, y causo mucha polémica entre la sociedad capitalina, ya que al no haber testigos, ella por el simple hecho de ser quien criaba a los hijos y tenía toda la responsabilidad sobre ellos, la condenó a ser culpable.
El entorno de Elvira fue muy violento; un esposo que le pegaba, no le daba dinero y la humillaba, además de una suegra que la insultaba y la vigilaba para que no se fuera de “puta”. Un ambiente donde cuatro pequeños se estaban desarrollando de manera negativa, además de sumarle que, uno de los hijos fue secuestrado por abuela.
El delito de ser mujer es muy evidente, y a pesar de que han pasado 35 años, la situación no ha cambiado, en la actualidad existen casos como el de Elvira, donde no tener educación, venir de un pueblo pequeño donde las tradiciones no se dejan de lado, y el ser la ama de casa, ignorante y tener miedo, para evitar que el hombre se enoje, son el pan de cada día.
Los motivos por los cuales sentencian a Elvira, trasciende en nuestro Sistema Penitenciario en la actualidad, el simple hecho de ser mujeres ya nos hace más sospechosas de un delito, ya sea porque nosotras “tenemos la culpa” de ser mujeres, o por nuestras emociones fuertes que “no podemos controlar”.
Una sociedad donde, poco a poco, vamos logrando un equidad, sin embargo, aún estamos muy lejos de conseguirla.