Viudas, solteras, amantes y casadas, madres y hermanas formaron batallón al mando de fornida extortillera, las soldaderas se fueron al montón…
(Las soldaderas)
Liliana Felipe
La Revolución Mexicana, sin duda fue uno de los combates más importantes en la historia de nuestro país, un ataque en contra del imperialismo que sufríamos en 1910, una guerra que duraría diez años y que al finalizar cambiaría el rumbo del país. Cada 20 de noviembre festejamos alegremente esta conmemoración, todos orgullosos llevamos puesto: sombreros, bigotes, trenzas y ropa de la época; siempre festejando, por los héroes que nos llevaron a la identidad nacional.
Sin embargo, siempre nos referimos a “ellos”, sin tomar en cuenta que existieron mujeres que fueron puntos clave de la Revolución Mexicana: las soldaderas; las mujeres que acompañaban a los hombres en la batalla, no solo siendo cocineras o enfermeras, sino que fueron espías, corresponsales y vendedoras de armas, durante esta batalla.
Este grupo de mujeres no es reconocido oficialmente por la historia de nuestro país, incluso se han visto como personajes ficticios, para darle más interés a las anécdotas que se decían de aquellos tiempo.
La mayor parte de este grupo de mujeres, no tomo la decisión de ser soldadera por su voluntad, sino que fueron llevadas por sus propios maridos, ya que aseguraban que ellos no iban a poder sobrellevar la guerra sin ellas, la alimentación y el cuidado, por estas heroínas, fue el fuerte en la Revolución.
Como lo hemos mencionado, su labor fue más allá, se volvieron espías para tener la información confidencial del enemigo; ubicación, soldados, armamentos y todo aquello que era útil para los revolucionarios. Ellas incluso, hacían contrabando con las armas de Estados Unidos.
Su momento más valioso de libertad, sólo lo conseguían en las noches de velo de los soldados, ellas agarraban sus armas y empezaban a disparar, símbolo del poder que sentían en ese momento, pero en la realidad, ellas nunca opinaban.
La escritora mexicana Elena Poniatowska las rescata a través de su ensayo “Las Soldaderas” donde afirma que “ (…) sin ellas los soldados no hubieran comido, ni dormido, ni peleado” y que desgraciadamente no se les dio el papel dentro de la historia revolucionaria.
Sin duda, un grupo de mujeres que fueron el mejor equipo detrás los soldados de la Revolución Mexicana.